Lo que debe hacer es reconocer su condición actual de pecador.
La Biblia dice: Pues todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios (Romanos 3:23).
La meta gloriosa establecida por Dios es la vida eterna. Pero hay algo que nos impide alcanzar o avanzar hacia la meta de la vida eterna.
Ese obstáculo se llama pecado.
El pecado es aquello que nos separa de Dios. Pecado es transgredir la voluntad de Dios, para hacer nuestra propia voluntad, la cual nos lleva al error, porque nuestra voluntad está herida y nublada por el pecado.
Por lo tanto, es imposible acertar el camino correcto que nos conduce de por vida a la eternidad con Dios y su reino. Pecado es rechazar el propósito que Dios tiene establecido para nuestra vida.
La medida, para que sepamos si estamos en lo correcto o no, la ha establecido el mismo Dios:
Pero tú debes ser perfecto, así como tu Padre en el cielo es perfecto(Mateo 5:48).
El estandar de Dios es el siguiente:
Pues el que obedece todas las leyes de Dios menos una es tan culpable como el que las desobedece todas (Santiago 2:10).